Poco se habla sobre el cuidado preventivo y es clave para mejorar la calidad de vida de las personas. Cuando se habla de cuidado preventivo se refiere a todos los chequeos o idas a consultas para detectar o prevenir cualquier enfermedad a tiempo. 

También, se le conoce como chequeos de rutina y se realizan con mayor regularidad cuando la persona cuenta con un seguro de salud. 

Tipos de servicios que forman parte de los cuidados preventivos 

A diferencia de los tratamientos, el objetivo de los cuidados preventivos es ir un paso adelante para atacar cualquier condición o enfermedad a tiempo. Por su parte, un tratamiento se realiza luego de que ya se ha detectado el problema y se requiere de un seguimiento para controlarlo o curarlo, cuando sea posible. 

Los tipos de cuidados preventivos son: 

  • Chequeos: lo más recomendable por los especialistas es que las personas se realicen al menos 1 chequeo al año, aunque si fuera cada 6 meses sería mucho mejor. Es importante añadir que los problemas de salud no son solo físicos también pueden ser emocionales y, de igual forma, requieren atención. 
  • Vacunas: las vacunas son fundamentales para inmunizar a las personas, son muy necesarias en los niños, pero en los adultos antes de viajar o la antigripal debe ser dada la dosis una vez al año. 
  • Mamografías: cada vez es más necesario este examen para detectar cualquier problema que pueda ser cáncer o abultamiento, por lo general, los seguros cubren este tipo de imágenes. 
  • Colonoscopia: también es totalmente importante para la detección de cáncer en el colón. 

Los cuidados preventivos forman parte de todos los seguros de salud 

Los servicios de cuidados preventivos siempre deben ser cubiertos por los seguros, hay que recordar que el primer objetivo de una póliza es proteger a las personas y garantizar que estén lo más saludables posible. 

Por esto, actuar a tiempo es sumamente importante y permite ahorrar mucho dinero en los gastos que vendrán luego. 

Consecuencia de no realizarse los cuidados preventivos 

  • No poder actuar a tiempo: sin los cuidados preventivos correspondientes, tal vez un problema que era pequeño se agrava y es más complicado de controlar o de curar
  • Mayor gasto de dinero: mientras se pueda prevenir una enfermedad, siempre será la opción ideal. Una vez que se requiera tratamientos y medicinas, el gasto se incrementa tanto para la compañía de seguro como para el asegurado. 

¿Qué no es un cuidado preventivo? 

La gran interrogante es poder identificar qué no entra en la categoría de cuidados preventivos y es lo siguiente: 

  • Pruebas y exámenes luego de la detección de alguna enfermedad: por ejemplo si el médico envía a practicarse exámenes de laboratorio o acudir a algún especialista, ya no se trata de cuidados preventivos. 
  • Si ya acudiste a tu chequeo anual y requieres ir de nuevo a consulta, probablemente ya no entre en la categoría de cuidados preventivos. 
  • Terapias adicionales: las terapias como masajes o acupuntura no son cuidados preventivos. 
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